Grammar and Composition for Heritage Learners

Ciao

por Marvin Meza
Acostado sobre mi duro, áspero e incómodo catre a las tres y media de la mañana, pensando en mil y una cosas, no puedo pegar los ojos, dando más vueltas que las aspas de un molino en una historia cervantesca. Mi cerebro no me lo permite; me recuerda todas las cosas que han ocurrido en el semestre, las que no pudieron ocurrir, y las que no debieron haber ocurrido…

Primeramente, como todo estudiante universitario, pienso en lo mucho que aprendí, y como mi promedio no refleja ni en lo más mínimo el esfuerzo, el sudor y las noches de desvelo que invertí en cada una de mis clases. Por ello mismo es que no me remuerde la consciencia saber que ni el agua que emana del Old Well pudo garantizarme ese mítico 4.0. Siempre hay otro semestre para intentarlo de nuevo (a menos que seas un estudiante de cuarto año, entonces te llevó el diablo, ¡pero igual te felicito por haber terminado tu carrera universitaria!).

También me pongo a pensar en mis profesores, los que me brindaron la mano cuando más lo necesitaba y los que me dieron la espalda. A los que me abandonaron, bueno, si no hay nada agradable que decirles mejor cierro la boca, pero a aquellos que me brindaron su apoyo y sus palabras de sabiduría fuera y dentro del salón, de corazón les agradezco mucho, ya lo saben.

Y entre un recuerdo y otro se me vienen otras cosas a la mente, como la vez que Aziz Sancar se ganó el premio Nobel de química –¡Qué grandeza!—; la vez que Carol Folt me dio un high-five; cuando tomé demasiado y tiré un refrigerador del tercer piso de mi dormitorio (no lo intenten en casa); las lágrimas de felicidad que derramé cuando les ganamos a aquellos idiotas de Durham, y las de amargura cuando ni el sublime disparo de tres puntos de Marcus Paige nos pudo salvar en el campeonato.

Y así, casi sin notarlo se acabó otro año escolar. Ya vienen las vacaciones, y a mis camaradas les deseo suerte en sus exámenes y en sus vagancias veraniegas. A mi decadente GPA y a mi exigente madre les prometo que todo va a estar bien.

¡Cuídense muchachos, y sigan estudiando!

Mi sombra

por Ana Loeza

Si hay una cosa que por siempre recordaré de mi estancia en México tendría que ser la cena.  En mi familia la cena se sirve a las 7 de la noche y consiste del recalentado de la comida acompañado de jugos naturales (papaya, guayaba, fresa y demás) o la típica coca cola.  Como la cena usualmente se prolonga a una hora, una taza de café nescafe, chocolate abuelita, maicena de coco, avena o arroz con leche es necesaria.  Pero claro, como decía mi abuelita, “el café no baja bien sin pan”, así que, bueno, la taza iba acompañada de pan.  Y para todos aquellos que no han probado los ya tradicionales panes como las conchas, los cuernitos, los puerquitos, los elotes, entre muchos otros, quiero que sepan que se están perdiendo algo exquisito, especialmente si es pan hecho en brazas.

Cuando era pequeña y tenia 6 años, mamá me mandaba a la tienda a comprar el pan.  Era la hora que yo más odiaba, pues era justo cuando el sol desaparecía.  Con toda intención, me la pasaba en la plaza y regresaba tarde con mis amigas, para no tener que ir a comprar el pan sola.  Pero todo fallaba.  Mamá nunca mandaba a mi hermano.  Siempre esperaba por mí, para darme el dinero y decirme cuántos y qué tipo de panes quería que comprara. Para mi mala suerte, siempre era justo cuando el cielo estaba tenebrosamente gris.  Cuando no tenía a mamá vigilándome desde la puerta de la casa, mi cuerpo se tensaba y automáticamente trataba de opacar mi miedo de ser perseguida por aquella pequeña pero a la vez gigante luna gris, cantando o contando números en mi mente. Agigantaba mis pasos, tratando de llegar a la tienda en menos de 30 segundos contados rapidito.  Corría por la banqueta, con el propósito de que los árboles o el techo de las casas cubrieran mi cabeza.  Mi mirada siempre fija en la tienda, mi objetivo.  Odiaba voltear hacia atrás o hacia arriba.  Pero por más que trataba, era imposible omitir mi visión periférica que percibía obscuridad a mis espaldas. No tenia que verla, para saber que estaba ahí, siempre atrás de mi, persiguiéndome cuando iba y regresaba de la tienda.  Aun no recuerdo cómo dejé de temerle.  Creo que entre más noche era, menos pavor le tenía, pues era mi luz en la oscuridad.  Ya noche noche, solo temía que un perro saliera de una casa.  Ya de adulta, me causa gracia el gran pavor que le tenía a la luna. No cabe duda que la infancia puede ser traumante.

 

Sentada en medio del puente

Respuesta a “Un chicano en Tenochtitlán” de Jorge Mariscal

por Metzli Rodoli

MetzliI have mixed feelings about everything.
Name your tema, I’ll hedge;
name your cerca, I’ll straddle it.. 
Bilingual Blues, Gustavo Pérez Firmat


Al mudarse de un país a otro, el emigrante deja atrás más que pertenencias y familiares; deja una cultura y estilo de vida, para ingresar en otra. La vida del emigrante en su nuevo país no es, como dicen algunos, “borrón y cuenta nueva.” Los emigrantes traen consigo toda una ideología que batalla contra la de su nuevo país de residencia. Cabe señalar que el emigrante nunca retiene la ideología pura de su país natal. Muchos hábitos y costumbres de su país nuevo se infiltran en su día a día, al punto de que él o ella ya no es un *inserte nacionalidad aquí* perfecto.  Este conflicto entre la ideología “pura” del país natal y la ideología “extranjera” del país nuevo llevan al emigrante a construir una identidad singular, que refleja tanto su pasado como su presente y de esa manera se encamina a su futuro.

Es interesante observar cómo emigrantes de diferentes países tienen experiencias en común, sin importar cuál sea su país natal. Sean de Cuba, China o Costa de Marfil, los emigrantes crean una narrativa común de adaptación y trabajo. A todos ellos les es familiar la lucha contra la asimilación y el esfuerzo por adaptarse. Esta batalla, que a veces se puede sentir como una emboscada por todos los flancos, forja una identidad tensa y fluida a la vez, que es constantemente disputada por todo aquel que no comprende cómo se siente el vivir entre fronteras; sentado justo en el medio del puente que crea el guión. Al final del día, una nueva identidad se vuelve necesaria, pues el emigrante termina siendo ni de aquí ni de allá, si no del caminar. 


Marvin Meza habla en nicaragüense

Yo, Marvin Meza Jarquín, habiendo nacido en la tierra de lagos y volcanes, la que presenció el nacimiento del máximo exponente del modernismo, Rubén Darío, y que alimentó los sueños del pugilista Alexis Argüello, aprendí el lenguaje castellano debido a la inevitable exposición de mi cerebro a los sonidos de la gente bella que me rodeó desde los primeros años de mi infancia aunque, como algunos lingüistas declaran, una persona no aprende un idioma sino que lo desarrolla. Cada loco con su tema.
Ahora que estoy lejos de mi hermosa Nicaragua, me hago esa pregunta cada noche oscura y cada mañana radiante. Tengo la habilidad de hablar dos idiomas, uno proveniente de los anglosajones y el otro del Reino de Castilla. Uno lo uso porque estoy rodeado de mis camaradas estadounidenses, quienes en su mayoría solo hablan inglés, y el otro, –¡ah, ese lenguaje romántico y magnífico!– ese lo uso para comunicarme con mis seres queridos, mi madrecita, mis amigos que me escriben en Facebook y pues ahora que estudio en esta excelente universidad, sería un pecado no usarlo para aprender acerca de mis raíces hispanas e interactuar con otros miembros de la comunidad latina y como un tributo a mis previos profesores de español –¡Pobre la profe Lorgia Esquivel de Castillo! ¡Cuántos dolores de cabeza le di en el tercer grado!— Lo voy a usar para seguir tomando clases de español con el fin de pulir mi escritura y tal vez algún día darle uso a mi cerebro bilingüe en este país o en otro, ya sea en el campo médico o educativo.

Empezamos

Somos hispanohablantes de herencia, una cultura minoritaria dentro del rompecabezas nacional y es realmente un logro que volvamos a encontrarnos dentro de este espacio protegido y exclusivo que es Span 326.  Cada vez que se ofrece este curso temo que sea la última, que la universidad nos quite este regalo (Indian giver?) pero aquí estamos, otra vez listos para empezar un nuevo semestre, otra vez ocupados (¿preocupados?), curiosos, un poquito tímidos y quizás hasta ilusionados.

Este semestre el grupo de estudiantes es pequeño lo que permitirá que la conversación sea más personal.  Los trabajos se podrán ver con más detalle y los podremos compartir mejor.  Eso me alegra.

Volveremos a trabajar en la revista, Mezcla.  Hace ya 12 años que se publica todos los semestres y este año, como hay elecciones, habrá mucho de que hablar…

Volvemos a Frank Porter Graham Bilingüe a apoyar a las maestras y a compartir con los niños que al principio nos llenan de susto y al final nos llenan tanto de tristeza como de alegría.  ¡Como es el alma!

Así que ¡manos a la obra!  Bienvenidos a Span 326.  De cada uno de nosotros depende que este tiempo que pasaremos juntos nos aproveche.  Yo estoy aquí para aprender de ustedes y para compartir todo lo que sé.  Mi To Do List es larguísima, pero siempre estoy dispuesta a dejarla a un lado para el que me traiga una historia divertida, una pregunta provocadora o un comentario  de los que se te quedan flotando en la mente como una canción pegajosa.  Hablemos.

Empieza un nuevo semestre

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Oportunidad de empleo para el semestre de otoño

** McDougle Elementary School’s “Dolphin Spanish Club” is seeking energetic teachers and volunteers for our after school Spanish immersion program.**


Teachers: We are looking for fluent Spanish speakers to lead and teach an after-school Spanish club for elementary children for the 2014-2015 school year.  The groups (K-1st and 2nd-5th grade) meet at McDougle Elementary School on Tuesdays and Thursdays from 2:30-4pm.  The pay is $20/contact hour (approximately 3 hours per week, following the Chapel Hill School District calendar for any days the kids have school).  The kids are enthusiastic about learning Spanish through immersion – no English, please!  Our goal is to provide children the chance to practice and improve their Spanish language skills through play and games.  We are looking for teachers who are creative and fun. Several children have been in the program for two years; others will have had limited exposure to Spanish.

Strong candidates will be fluent and will have either have spent some time in a Spanish speaking country or a native speaker. Previous experience with children highly valued too.  We welcome qualified honors/public service scholars who want to do this for service too!

Service/Volunteers: We are also looking for volunteers with strong Spanish skills.  This is a great opportunity for public service scholars or honors students to practice conversational Spanish and contribute ideas for classroom activities. Contact hours for volunteers can be 1.5 or 3 hours/week.  Fluency is not required for this position but an interest in practicing the language and an interest in children is!

 

Please contact Kelly Hogan (leek@email.unc.edu) or Deb Reisinger (debsreis@gmail.com) if interested in applying for either of these positions.

 

Carolina honors accomplishments of graduating Latinos

Photo from The Ultimate Last Semester at UNC Bucket LIst by Megan Mc Cluskey credit to http://www.unc.edu/news/pics/top/comm_ceremony_1_12_032.jpg

Exitos Recognition Reception

All May and December graduates who have worked to support and promote Latina/o communities are invited to participate in this end-of-the-year reception honoring your success at Carolina.

The goal of the reception is three-fold:

  1. Acknowledge the successes of Latinas/os and those who have supported our Latina/o communities.
  2. Motivate and encourage future Latina/o Tar Heels to reach degree attainment at the Baccalaureate, Masters, and Doctorate level.
  3. Pay homage to those individuals, including family, friends, faculty, staff, and administrators, who have assisted our students to reach their degree.

Exitos Recognition Reception

Friday, May 9, 2014
4:00 p.m. – 6:00 p.m.
4th Floor of the Global FedEx Building

Please RSVP no later than May 1st. If you have any additional questions please contact Josmell Perez at josmell@unc.edu.

So long and thanks for all the fish!

adios

https://www.youtube.com/watch?v=ojydNb3Lrrs&list=RDojydNb3Lrrs#t=28

verano

smiles

Los voy a echar de menos.

La Casa applications due March 7

LaCasaDo you love speaking or learning Spanish? Are you interested in making lasting connections with students and faculty at UNC while working on fluency in the Spanish language? Apply to the Spanish House Living-Learning Community! The Spanish House LLC, also known as La Casa, is housed in Craige North and comprises some of the best leaders and community members on campus. Visit http://housing.unc.edu/residence-life/living-learning-communities/spanish-house.html​ or contact Jared Scruggs at jaredp@live.unc.edu for more information! Apply through the Housing application – the deadline is March 7th.

What is La Casa?

LaCasa2

La Casa is a community of students dedicated to improving the Spanish language skills and exploring the Latina/o culture. To that end, we challenge each other to maintain an environment of immersion and cooperative learning.  Community members attend social, cultural and community service events that build friendships, new cultural understanding, and language skills. Students in the Spanish House speak Spanish on a regular basis in the community. Through weekly meetings, educational sessions and conversation hours, participants will be able to expand their proficiency in the language and culture. There are opportunities to utilize these skills in the Carolina community and in the surrounding Chapel Hill/Carborro communities.

What are students saying?

  • Through La Casa, I made so many friends and connections. I’m glad I spent my first year here!” – Stefano Belloni, Class of 2017
  •  “I loved La Casa because the community that I’m a part of has become my Carolina family.” – Sydney Tillman, Class of 2017
  • “La Casa has eased my transition into Carolina by providing a close-knit community to help me feel at home while simultaneously opening my eyes to many cultures, which Carolina prides itself on valuing.” – Lea Efird, Class of 2017
  •  “I’ve been in La Casa two years, and I couldn’t have spent my time more wisely.” – Jared Scruggs, Class of 2016